martes, 31 de marzo de 2020

UN RECUERDO CARIÑOSO PARA VERA BURGA


En el rincón de los recuerdos, en la remembranza triste que toda institución tiene, está para la "U" Antonio Rómulo Vera Burga. Los jóvenes hinchas cremas, posiblemente, no lo ubiquen con facilidad porque, lógicamente, alcanzaron a verlo poco o - tal vez - ni a eso.

Vera Burga trabajó para Universitario nada menos que 40 años. Lo hizo como kinesiólogo y su figura - pequeña y diligente - fue familiar en memorables jornadas de triunfo, y de las otras, atendiendo a cracks como "Lolo", Terry, Alcalde, "Titina", "La Lora" Gutiérrez, Dimas Zegarra o "el Mono" Villalba. Cuánta gente de gran calidad futbolística se vio aliviada, en sus dolores, por las manos santas de Vera Burga que, lamentablemente, nos dejó para siempre el pasado 13 de enero.

Este popular personaje nació en Santa Cruz, Cajamarca, el 5 de julio de 1901 y a los 14 años ya estaba en Lima estudiando y haciendo deporte en la Y.M.C.A. de Pueblo Libre donde destacó como basquetbolista. También practicó el fútbol en el difícil puesto de arquero.

Sin embargo, el gran amor deportivo de Vera Burga fue el deporte base: con el atletismo participó en una maratón entre Lima - Miraflores - Lima corriendo al lado del inolvidable Alfredo Narváez Coronel "El Amigo Olímpico". Vera Burga ganó esa competencia. Eran los años mozos de este personaje que en una Lima no tan condicionada como ahora pugnaba, con éxito, por surgir deportivamente.

En 1926 llegó a Universitario de Deportes. Tenía solamente 25 años. Estaba cargado de esperanzas y sueños. Acababa de graduarse de kinesiólogo en la primera promoción para esta especialidad que dirigió ese maestro que fue Carlos Cáceres Álvarez.

Vera Burga junto al plantel de la U que conquistó el título del año 1929.

Vera Burga, en la "U", pronto se ganó la simpatía y afecto de jugadores, dirigentes e hinchas. No era para menos. Siempre atento con todo listo en el maletín para - porque había sido un buen atleta - correr a toda velocidad en procura de atender al jugador lesionado. Su experiencia, incluso, hacía que sus palabras fuesen muchas veces el mejor alivio para el dolido futbolista. "No tienes rotura. Es solamente el dolor. Relájate. Cálmate. Ayuda a que pase...déjame trabajar con tu pierna y ahorita estarás nuevamente jugando...", eran las palabras de este excelente profesional que entendía su trabajo no solamente en la parte médica sino también en la humana.

Debe comprenderse que antes se jugaba muy fuerte. Que muchos equipos, sobre todo los del Callao, le "metían guadaña" a los blanquitos de la "U" y entonces, cuando se trataba de jugadores jóvenes había que realizar un trabajo psicológico "in situ" para no solamente aliviarlos sino para, incluso, hacerles ver que con la divisa de la "U" no hay dolor que pueda frenar a sus defensores. Vera Burga, para eso, les daba su "guapeada" o exhortación: "Déjate  de vainas...no es para tanto. Párate que ya estás bien y a jugar. Mira que estamos perdiendo y los demás se están jugando la vida por empatar", podrían haber sido sus palabras en determinados casos.

Con el equipo crema que salió campeón de la temporada de 1941

Con la "U" Vera Burga viajó por todo el Perú y muchos otros países. El fue seleccionado con la delegación nacional que participó en los Juegos Bolivarianos de Caracas y ese Sudamericano de Río, en 1949, un año antes del Mundial de Maracaná. En ese torneo, entre otros jugadores cremas, estuvieron Walter Ormeño y Andrés Da Silva. Sin embargo, quienes crean que Vera Burga solamente trabajaba en Universitario están equivocados. Este profesional también laboró en el laboratorio de criminalística del entonces Cuerpo de Investigación y Vigilancia de la Policía del Perú (hoy PIP). Allí, incluso, obtuvo su jubilación dejando una estela de buen amigo y señor del trabajo.

Doña Beatriz Zavala, su esposa, aún recuerda con cariño las preocupaciones de Antonio Vera Burga cuando por algún motivo estaba retrasado y la hora de un partido se acercaba. El tenía que estar un par de horas antes preparando todo en los vestuarios, masajeando a los jugadores, atendiendo consultas, disponiendo precauciones porque, como ya hemos señalado, antes algunos partidos resultaban "una guerra anunciada".

Junto a "Toto" Terry y Andrés Da Silva en una de las tantas tardes de gloria que le tocó vivir en su amado Universitario de Deportes.

Debe entenderse que eran épocas de formación en nuestro fútbol, no estaban en el vestuario, como ahora, los médicos especializados y con un poco de árnica o de "linimento de Sloan" bien aplicada en la zona golpeada, radicaba todo el tratamiento tópico...o en la cancha. Hoy, como se sabe, hay aerosoles o chisguetes y hasta se puede inyectar con sustancias desinflamatorias a los jugadores en el descanso de un partido...y ¡listo! Antes no. Antes la cosa era "más brava" y tampoco los jugadores tenían, en muchos casos, la cultura o instrucción de hoy. Todo eso dificultaba la tarea del masajista pero Vera Burga la hacía y bien.

La madrugada en que por una hemiplejia complicada este señor de la amistad se puso grave los 87 años que llevaba a cuestas lo derrotaron. Cuántas veces, metiendo "garra" como la "U", él se había impuesto a esas decenas de almanaques. Cuántas veces había gozado como un jovencito con las victorias de su club. Lejos, en Estados Unidos, Manuel Vera, su hijo, elevaba oraciones por el alma de su padre.

Compartió inolvidables jornadas de triunfo junto a grandes cracks de la U. Aquí junto a Luis Cruzado y Ángel Uribe en 1967. 

En 1947 cuando Alberto "Toto" Terry debutó ante Sporting Tabaco, una tarde de abril, Vera Burga entregó por vez primera la camiseta de la "U" a la "Saeta Rubia". Y Terry, la tarde del sepelio, estuvo en el último adiós al veterano masajista que tantas veces alivió sus dolores. No podía haber sido de otra manera. También estuvieron el "Pibe" Baldovino, Pedro Valdivieso y Carlos Ganoza "El Pez Volador". Una hermosa "U" en un aparato floral enviado por el club destacaba en la capilla ardiente donde Simón, Guillermo y Luis, hermanos del "Gato" Vera Burga (por el color de sus ojos), recibían el pésame de la gente amante del fútbol que estimó y guarda en el corazón el recuerdo de este gran profesional. Fue uno de los hombres que ayudó a que la "U" sea todo lo grande que es ahora.

"El Gato" Vera Burga atendiendo al ídolo LOLO FERNÁNDEZ. Fueron 40 años de admirable dedicación que le brindó a su querida U.



Texto: Óscar Vergara (mayo de 1988).
Extraído del libro "Enciclopedia de los Campeones" de Lorenzo Villanueva Regalado.


1 comentario:

  1. Tengo ese libro. Me lo regalaron hace unos 25 año. Y no lo había leído. Recién me animé a leerlo la semana pasada. Así me enteré de esta gloria de nuestro equipo.

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