viernes, 21 de septiembre de 2018

EL 65: MURIÓ UN HINCHA




Yo vi morir a un hincha de la “U” en las tribunas del Estadio Nacional, luego de un sensacional clásico. Vi cómo se le iba la vida como un chorro de agua. Mario Bandirola, italiano con larga residencia en el Perú, estaba pagando tributo a su fanatismo, el 19 de diciembre de 1965. 

Su equipo estaba logrando un merecido triunfo por 1-0 sobre Alianza, cuando faltando 5 minutos para terminar el encuentro los negros desataron el vendaval. Alianza buscaba solo el empate porque con él se llevaba el campeonato de ese año. A los 40 minutos empezó a morir Bandirola y las esperanzas aliancistas. Manuel Grimaldo lanzó un estrepitoso bazucaso contra la valla de Dimas Zegarra. Sobre la misma raya, Nicolás Fuentes ahogó los campeones gritos de gol. Al minuto 43, el back Lavalle, en la línea de gol, remató con furibundas ansias de gol. Pero nadie sabe de donde apareció José Fernández y la “U” mantuvo el milagro del triunfo. La respiración de Bandirola había llegado al máximo. Su pulso estaba agobiantemente acelerado. Estaba ubicado en el asiento 70, fila 12, occidente alta. Fueron los 5 minutos más electrizantes de los clásicos que yo recuerde.

Faltaban pocos segundos para terminar el partido cuando Rostaing se encontró con el esférico a unos milímetros de su ingreso al gol. Y solo pensó en coronarse campeón. Sin dilación mando un bombazo que ya lo hubieran querido los yanquis para lanzarlo sobre Vietnam. Pero otra vez le volvieron a quitar la respiración al buen gordo que era Bandirola. Dimas Zegarra hizo la atajada más brillante de su vida y descolgó el balón cuando justo iba a ingresar por el rincón de las ánimas. Allí se terminó el partido y la vida del italiano.

Al principio todos festejaban en las tribunas el heroico triunfo crema. Nadie se dio cuenta de la tragedia. La “U” estaba hecha un revoltijo en la cancha. Su gente llorando, tendida en el granado, besándose implorando a Dios por el penal convertido por el “Colorao” Cruzado a los 13 minutos del segundo tiempo. El penal lo había cometido Lavalle contra Calatayud. La “U” se había puesto a un punto del campeonato. Cuando la gente reparó en Bandirola, éste estaba tendido en el suelo. Lo oí gritar y gritar: “¡Ya noooo… ya noooo! ¿Porque me hacen eso…?”. El infarto cardíaco ya lo había hecho su presa. Llegó cadáver a la clínica Lozada. Bandirola tenía una bodega en el Jirón de la Unión, en sociedad con otro italiano, Cúneo. Murió en su fanática ley de terco hincha de la “U”. Murió asistiendo a uno de esos Superclásicos… impropios para cardíacos.


Revista "Hincha". 
N° 10. Octubre de 1973.

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