jueves, 27 de octubre de 2022

CIRO ALEGRÍA VERSUS LOLO FERNÁNDEZ


 
- "¿Sabía Ud. Don Lolo que un día de los años 40, casi mata al escritor Ciro Alegría?".

"Yo nunca tuve un altercado con ese señor".

- "¿Sabe de quién se trata?"

- "¡Claro, de un gran escritor peruano!" 

- "Bueno pues Don, a ese gran escritor casi lo mata Ud. a pelotazos, en el estadio de la U.

- "Yo le juro que soy inocente".

- "No necesita jurarlo, porque Ud. iba a matarlo sin saber quién era, y él iba a morir sabiendo el nombre de su verdugo".

- "Diga por favor cómo fue eso que no está ni en el archivo ni en mi memoria".

- "Según la versión del extinto y gran caricaturista trujillano Ezquerriloff, un día de esos Ciro Alegría estuvo anclado en un camerino del estadio de la U, por esas cosas que tiene la vida. Sus magras entradas como escritor de cartas amorosas, - así se ganaba la vida en ese tiempo - no le daba para vivir y para colmo de males estaba enfermo y débil; pesaba 46 kilos".

- "¿Y cómo es que me tropecé con él para un conato de muerte?"

- "Fue un día en que Ud. Don Lolo llegó temprano al estadio de la calle Odriozola, con su bola, su tremendo disparo, su coz de mula y golpeó la puerta de lata del campo deportivo, que le fue franqueada por Ciro Alegría, que además las hacía de portero "ad-honorem" y sin siquiera mirar al escritor, preguntó: "¿Hay alguien aquí?" "Bueno, estoy yo, si su buena voluntad me confiere por lo menos el título de "alguien", respondió Ciro Alegría que ya empezaba a adivinar quién era Ud., porque como siempre en este país insólito, los escritores conocemos a los futbolistas, mientras que estos ni michi".

- ¿Qué es lo que hice luego, por favor, que estoy intrigado?"

- "Ud. Don Lolo, dio media docena de vueltas por el campo, mientras Ciro Alegría le miraba fascinado, tanto por lo bestia que es Ud. como por la fama que traía. Luego se detuvo junto al escritor, lo midió con ojo crítico, hizo un gesto de desaprobación - como el médico cuando desahucia - y ordenó, al parecer contra su voluntad y a no más poder: "¡Ponte al arco!" No puedo, estoy enfermo, además soy escritor y peso 46 kilos, argumentó el autor de "Los perros hambrientos". "¡Para el caso me da igual! gritó Ud. Don Lolo, todo alterado por la magra calidad del sparring".

- "¿Eso dije yo?"

- "Y no sólo eso, porque cuando Ciro Alegría y su enfermiza humanidad, se colocó bajo los tres palos, Ud. quiso cazarlo de un tiro y la gloria nacional tuvo que esquivar el balazo, tirándose al suelo. Así lo fue Ud. cañoneando por espacio de 30 minutos mortales. Por ese tiempo Ud. era el dueño del mundo y él no era nadie".

- "Cuánto lo siento."

- "No lo sienta mucho Don Lolo, porque esa anécdota la contaba Ciro entre carcajadas, lo mismo que Ezquerriloff y la "mancha" de los chupacañas que lo seguían".

- "Lo siento."

- "Bueno, total doscientos, que no le hacen nada a la jugosa anécdota en la que casi mata Ud. a cañonazos a Don Ciro Alegría".



Semanario "Estampa".
Lima, Domingo, 12 de marzo de 1989. 

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