Guayaquil fue un nuevo punto del globo hasta donde llegó la inconfundible figura de Lolo Fernández para defender, una vez más, la casaquilla nacional. Con el cariño de siempre. Con el mismo sometimiento a las órdenes superiores de dirigentes y entrenador. Sin el manto de engreimiento con que algunos tapizan su pedestal de ídolos. Lolo no sabe de esas cosas. El es sencillo en toda la grandeza que encierra su vida. Sencillo y fuerte como su nombre: LOLO. Con que todo el Perú lo conoce y lo lleva prendido en el corazón.
En la calurosa ciudad del Guayas habían ocurrido muchas cosas, la mayoría desagradables. Pero también, aunque parezca mentira; sucedieron cosas muy simpáticas. Por ejemplo: cuando una mañana se apareció en la Residencia Gutiérrez Lolín Fernández. Había venido con la delegación del Vélez Sarsfield y desde el primer momento sólo pensó en ir a confundirse en un fuerte abrazo con su hermano mayor, y con todos sus otros hermanos: los peruanos.
Y en estas calurosas latitudes geográficas, se sintieron orgullosos de servir de escenario a tan magnífico reencuentro.
- ¡Lolo!
- ¡Eduardo!
Y en el cordial abrazo parecía que Lolín fuera el hermano mayor. Su estampa era más recia y atlética que antes. La vida metódica y el entrenamiento metódico de Buenos Aires se estaban manifestando claramente en su cuerpo vigoroso y esbelto. Y vinieron las preguntas por la familia y los amigos del Perú.
- ¿Y qué pasa en este Sudamericano? - le pregunta Lolín a su hermano.
- Ya verás. Estamos verdaderamente de malas y por otra parte, nunca he visto un Campeonato Sudamericano en donde se juegue con tanta brusquedad. La mayoría de nosotros estamos lesionados. Más se juega al hombre que a la pelota. Imagínate que solamente se ha tocado hasta ahora, un sólo penal, y parece que será el único de todo el Campeonato.
- ¿Por qué empataron con el Ecuador?
- Si te cuento como fue, podrías dudar. Mejor será que observes esta noche que vas al estadio. Y entonces no será necesario que me preguntes por qué empatamos con los ecuatorianos.
Lolín se pone serio y piensa. Seguramente que se hace mentalmente una reconstrucción aproximada de las cosas. Pero, parece que todas sus preguntas han de ser una mezcla de sorpresa y tristeza.
- Cuéntame Lolo ¿Qué pasó con la "U"?
- Ya sabes necesitábamos algunos jugadores nuevos. Principalmente en la delantera se notaba mucha deficiencia. También que la suerte no ha querido acompañarnos. Pero al final nos hemos batido como leones y sólo así llegamos a empatar el último puesto con el Tabaco.
- Pero para este año contratarán nuevos jugadores...
- Así me parece. Los dirigentes han tenido que afrontar muchas críticas y están deseosos de formar un buen cuadro. Tú ya sabes que estamos en deuda con el numeroso hinchaje, que ha tenido que pasar muy malos momentos en nuestra deficiente actuación de este año.
Lolo es generoso, a pesar de haber sido una de las pocas excepciones, en cuanto a rendimiento, en el Universitario. Se incluye también, y dice "nuestra deficiente actuación"...Pero Lolín conoce bien a su hermano y entre la amargura que le producen las noticias sobre la situación del club, que él todavía considera suyo; ensaya ligeramente una sonrisa.
- Y ¿a quiénes piensan contratar?
- Eso no te lo podría decir. Tú sabes que todo eso se hace en secreto. Sólo te puedo adelantar que habrán muchas sorpresas.
Lolo continúa hablando:
- Como siempre han corrido muchos rumores. Principalmente en cuanto al arquero. Yo creo que Ormeño será una revelación en 1948. Es joven, sano, y tiene mucho cariño por el club. Por otra parte, la nerviosidad ya lo va dejando, como te digo, creo que Ormeño será una sensación...También se dijo que era posible que tú volvieras al club...
- Y yo mucho lo desearía - interrumpe Lolín a su hermano -. Bien sabes que por encima de todo yo quiero mucho a la casaquilla "crema". Allí me hice jugador y eso no se olvida fácilmente. Pero ha de ser imposible. En Vélez me estiman mucho, todos los jugadores nos tratamos como si fuéramos verdaderamente una familia. Y lo principal de todo, para que yo no pueda volver a nuestro cuadro, es que los dirigentes están muy contentos con mi rendimiento, y como hay un contrato de por medio, tengo que seguir en este equipo, donde he encontrado tanta amistad.
Y los dos hermanos conversaron de varias cosas más. Era una charla natural y sincera. Sin pensar que sus palabras se fueran a publicar posteriormente.
El gran goleador Eduardo "Lolín" Fernández Meyzán |
Apenas quedaban unas cuantas horas más para que los dos hermanos estén juntos. Era el domingo 28, día de gran expectación, porque ese día se jugaría el partido entre Argentina y Uruguay. Tal como había ido el Campeonato, se esperaba que ese partido sería la culminación del "torneo de las patadas". Y en verdad que no quedaron defraudados. Había pasado la hora del almuerzo y los hermanos querían estar juntos las últimas horas. Lolo partiría en el avión de las cuatro de la tarde, y eran ya alrededor de las dos. El cronista tuvo, también la suerte, de estar presente en esta última y fraternal entrevista.
En el departamento del Hotel Ritz, donde se alojaban los muchachos del Vélez, se dejaba sentir la elevada temperatura. La mayoría de los "chés" se encontraban en paños menores y aún así había que improvisar las revistas a manera de abanicos. Todos los muchachos argentinos rodeaban con su admiración y simpatía a Lolo. Todos lo habían visto en alguna oportunidad. Llegó un momento en que los jugadores del Vélez se dirigieron al señor Campos, presidente de la delegación:
- Queremos jugar en el Perú señor Campos.
- Y en Lima nos gustaría mucho - añade Lolo -. El Vélez Sarsfield es el equipo que más frecuentemente nos ha visitado y siempre recordamos con mucho cariño a sus jugadores, a Coso, Rotman...
- Y Rotman también siempre te recuerda a vos - interrumpe Rugilo - el buen arquero de Vélez que había venido a Lima como suplente de Rotman cuando no era más que un "pibe". Ahora parece un luchador y tiene unos bigotes de mosquetero que son motivo para que Lolín le haga muchas bromas. Rugilo les cuenta a todos:
- Este Lolo estuvo macanudo aquella tarde que nunca olvidaré: De media cancha le metió un gol a Rotman que sólo atinó a llorar ante aquel gol monumental. Por eso Rotman nunca olvida a Lolo...
Lolo quiere cambiar, por modestia, de tema; y le dice al argentino:
- Lo que es el cariño al Club...Tú siempre en Vélez, como cuando eras todavía un "pibe".
- Pero a vos no te gana nadie. Siempre en el Universitario, con la "mecha" encendida para defender al cuadro. Antes cuando jugabas sin contrato, como se acostumbraba en el Perú; y te queríamos convencer para que te vayas a Buenos Aires con nosotros. Cuando en cualquier momento podías alistar las maletas porque estabas completamente "libre", siempre el cariño por Universitario podía más que cualquier tentación. ¿Hasta cuándo seguirás en la U?
- Todavía me parece que puedo hacer algo por mi club, y no tengo ningún proyecto respecto a mi retirada. Mientras pueda servir en algo, allí estaré yo...
- Lo mismo procuraré hacer yo en Vélez, contesta Rugilo. Pero será muy distinto. Porque cuando vos te retires por merecimientos tenés asegurado por lo menos un monumento.
Se cortan unos pedazos de piña y comiendo esta fruta nos refrescamos un poco. Los muchachos argentinos rodean con cariño y admiración a Lolo. No quieren perderse una palabra de sus labios. Lo escuchan como a un maestro. Y en verdad que lo es. Lo invitan para que cuente su vida en el fútbol. La modestia de Teodoro dificulta un poco la autobiografía.
Les cuenta que nació en Cañete, que eran siete hermanos varones y que formaron un equipo que se llamaba "Huracán Hualcará". Su puesto era de wing derecho.
- Serías potente como Boyé - dice uno. Lolo sonríe.
Les cuenta que en 1929 viajó a Lima para continuar sus estudios de Comercio y que ingresa al Club Universitario, siempre en el puesto de wing derecho. Juega en 1930 por la reserva. En 1931 pasa al primer equipo debutando en Huacho. Por ese tiempo viene a Lima el Magallanes de Chile, y juega Lolo como interior derecho. Al centro está su hermano José, que tenía un gran porvenir en el fútbol, y como back Arturo. Lolo apenas tenía 18 años y en su debut internacional marcó el único gol del partido. Pero su actuación no le agradó y decidió retirarse definitivamente del fútbol.
- ¡Lo que se hubiera perdido el fútbol peruano! - Los dirigentes y sus hermanos lo hicieron cambiar de opinión.
- ¿De dónde te vino el "cañon"? - pregunta Rugilo con el recelo propio de un arquero.
- No sé - dice Lolo - Los 7 hermanos nos caracterizamos por el shot.
- La "mecha" les viene con el apellido, entonces - añade uno de los jugadores.
- ¿Y desde cuándo te dicen Lolo? - pregunta otro.
- Eso, desde muy chico. A los Teodoro se les conoce como Lolos.
Le preguntan muchas cosas. De los países que ha visitado, de los torneos en que ha intervenido, de los jugadores que ha admirado.
- De los extranjeros el que más me ha gustado ha sido Leguizamón. Era un gran centro half. De los peruanos: Alejandro Villanueva, era sencillamente maravilloso...Y al recordar al "maestro" hay algo de tristeza en sus ojos nobles y sinceros.
Les cuenta también que tiene su esposa y sus dos hijitos. Un hombre y una mujer.
- El hombrecito también será "cañonero" - le dicen.
- Mi preocupación es que tenga una profesión. Ahora si le gusta el fútbol también, no puedo oponerme.
Ha llegado la hora de despedirse para viajar a Lima. Los muchachos del Vélez le dicen a su dirigente:
- Queremos jugar en Lima.
- Si es posible jugaremos al regreso - dice el señor Campos.
- Sería una gran cosa - añade Lolo -. Yo veré si puedo hacer algo en ese sentido. Porque como dije anteriormente, allá queremos mucho al Vélez.
Y antes de subir al avión se dieron un fuerte abrazo los hermanos Fernández, hasta quien sabe cuándo...
En la noche estábamos con Lolín en el Estadio Capwell, presenciando el match Argentina - Uruguay. Eduardo estaba triste y nos dijo:
- Lolo es muy bueno. Sus consejos me han servido de mucho. Yo antes era algo inquieto. Ahora es distinto. Los consejos de mi hermano me han hecho mucho bien...
Mientras tanto en la cancha argentinos y uruguayos se peleaban y pateaban a las mil maravillas en el Estadio de la tropical Guayaquil.
POR: GUILLERMO CORTÉZ NÚÑEZ "CUATACHO"
Revista "EQUIPO" N° 30 (23 de Enero de 1948).
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